El vino tiene que formar parte de la
nueva sociedad, debe ser cordial, debemos identificarlo con ella. El vino tiene
que acompañar el arte, la cultura, el cine, la música, tiene que acompañar
ámbitos que muevan el día a día de la sociedad, los negocios, las relaciones
sociales, familiares y porqué no, el deporte. El vino tiene que dinamizarse, evolucionar
y en algunas ocasiones llegar a reinventarse.
Las cifras de consumo de los últimos
tiempos nos deben poner en “alerta roja”, y como consecuencia de ello debemos
actuar y pensar que esto debe ser responsabilidad de todos.
Debemos empezar por elaborar vinos a
gusto de todos, ¡no para unos pocos¡ Durante mucho tiempo el mundo del vino ha
sido un mundo cerrado, elitista incluso. A la hora de pedir un vino en las
diferentes cartas de los restaurantes se nos plantea un auténtico examen de
conocimientos al respecto y la opción más simple es el precio ó la recomendación. Se
deben empezar a simplificar las tareas a la hora de poner los vinos a
disposición de los consumidores, del público en general, desde los veinteañeros
hasta los sesentones, poner el máximo de herramientas a su alcance: vino x
copas; vinos x descorche; vinos x elaboraciones; vinos x Denominaciones de Origen;
vinos x notas de cata.
En definitiva, debemos huir del
consumo tradicional asociado a un servicio de descorche, decantación, cata de
temperatura, etc., porque esto aleja a los nuevos consumidores que quieren
disfrutar de un vino, en primera instancia, por el deleite del placer mismo de
probarlo, descubrirlo y posteriormente…. ¡ya se engancharán! a seguir descubriendo lo que envuelve la copa de vino
y todo lo que del mismo podemos aprender.
Por lo tanto, el vino y … -podemos rellenar estos puntos
suspensivos con lo que queramos añadir, cabe todo lo que se te pueda ocurrir- ¡ATRÉVETE!
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