Vinos de Canarias: islas, paisaje, tierra, viñedo,
historia, hombres y mujeres, sentimientos y progreso. Sin lugar a dudas ésta
podría ser una síntesis descriptiva de la realidad vitivinícola del Archipiélago
Canario. Una realidad que se vertebra en cada comarca y en cada isla a través
de la voluntad y unidad en el esfuerzo de todos y cuantos componen este
subsector que nace en el viñedo y termina en la copa de vino.
Desde la certeza que ningún canario puede concebir
el actual paisaje de sus islas sin sus viñedos y sus vinos, y que el mismo ha
sido construido con el esfuerzo del hombre a lo largo de la historia, es ahora
responsabilidad de todos promover su protección y desarrollo ante su fragilidad
y amenazas.
Sin duda en los últimos años las inquietudes y
esfuerzos de viticultores y bodegueros, de forma individual u organizada, más
arropados por las instituciones públicas, han permitido un impulso y desarrollo
impensable veinte años atrás.
Cultivos con modernos sistemas de conducción y
mecanización alivian ahora el esfuerzo y mejoran las rentas de los hombres y
mujeres del campo; bodegas con tecnología punta en sus elaboraciones y un
sector cada vez mejor formado y más organizado están permitiendo que los vinos
de Canarias recuperen la calidad y el lugar que nunca perdieron en su historia
más gloriosa.
Una calidad, que siendo reconocida mundialmente en
concursos y certámenes, necesita constantemente de herramientas que faciliten
su mayor divulgación y mejor conocimiento entre los consumidores, y que mejor
herramienta para ello que las Denominaciones de Origen Protegidas, figuras de
calidad diferenciada que otorgan a nuestros vinos la protección de una
normativa europea que garantiza el cumplimiento de unos requisitos superiores a
los exigidos para el resto de productos vínicos.
Canarias. Latitud de vida.
Alfonso J. López Torres
Director Instituto Canario Calidad Agroalimentaria (ICCA)
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