La puesta en red: Guía Enogastronómica Saborea
Lanzarote
Con
frecuencia se escucha a los bodegueros afirmar que “si cada turista se bebiera
o llevara una botella de nuestros vinos nos quedaríamos sin vino” y se recalca que
esto no ocurre porque el sector turístico no colabora.En este sentido, parece
que se aprecia una oportunidad, pero una oportunidad no aprovechada.
El
Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria desarrolló la loable iniciativa de
estudiar a través de una encuesta los hábitos de consumo de vino de los
turistas alemanes, españoles e ingleses que visitan las islas de Lanzarote,
Gran Canaria y Tenerife (aquí el estudio completo).
El panorama que emerge de los datos se resume en las siguientes conclusiones básicas:
·
Una amplia proporción de los turistas sí tiene
interés en probar los vinos canarios, siendo este interés mayor entre los
extranjeros que entre los españoles. De hecho, la mitad de los turistas prueban
el vino canario. No obstante, hay gente que nunca bebe vino y esto ocurre
también entre los turistas. Y no empiezan a consumir vino por estar de
vacaciones.
·
Entre los motivos que despiertan su interés
destacan las ganas de probar productos locales y las recomendaciones recibidas sobre
los vinos presentes en la carta. No obstante, es elevado el porcentaje de
turistas que durante su estancia nunca reciben la recomendación de consumir
vinos canarios (casi la mitad de los encuestados).Gran parte del consumo se
realiza en restaurantes y hoteles, mientras que la presencia de los vinos
canarios en el canal de bares y pubs es casi nula.
·
Los vinos peninsulares están firmemente
implantados en el segmento turístico. Cuentan con la aceptación de los
consumidores (especialmente de los españoles; y para alemanes e ingleses pueden
resultar igualmente novedosos que un vino canario). Están ampliamente presentes
en todos los canales.
·
En lo que se refiere a vender vinos locales a
los turistas, en Lanzarote se hacen las cosas bastante mejor que en Gran
Canaria y Tenerife. Mientras que en Gran Canaria ello se explica también por la
menor producción local, en Tenerife no cabe esta excusa. Lanzarote cuenta con
más ventas directas en bodega, la activa inserción del producto en rutas
turísticas y una amplia presencia de los vinos en carta.
Por
tanto, parece que sí hay un potencial por explotar, particularmente en
Tenerife. Para ello se debe fomentar la presencia continua en los canales, la
prescripción en los puntos de venta y un mayor esfuerzo de comunicación que
explique al turista el atractivo de un producto agroalimentario local de
calidad certificada. No es que no les interese a los turistas y, como demuestra
Lanzarote, no es que sea imposible por la negación del sector turístico. Es
cuestión de ponerse manos a la obra, porque la pata débil en el cluster
agro-turístico está en el agro, no en el turismo.
D.G.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarInteresante. Gran parte del sector turístico apuesta por precio y en ese sentido sabemos que no somos, ni podemos, ser competitivos; pero si en calidad y peculiaridad. Si se cuenta la historia detrás de estos vinos y sus circunstancias encontraremos muchos consumidores dispuestos a pagar ese valor añadido.
ResponderEliminar