Fuente:
Revista Vivir el Vino, nº 124.
Esta viñeta de Carlos
Alcocer nos presenta una pregunta que muchos bodegueros de Tenerife
se deben haber planteado en estas fechas de vendimia, al decidir
cuánta uva van a comprar: “Si tienes mucho vino de una añada y no
sabes cómo venderlo, ¿qué haces?” Esta pregunta se plantea todos
los años, pero en esta ocasión causa mayores quebraderos de cabeza:
la añada del año pasado fue generosa y la crisis ha contraído el
tamaño del mercado insular. La combinación de ambos hechos hace que
las bodegas no estén vacías y ello enfría notablemente las ganas
de comprar uva nueva.
Vemos que los alumnos de
la viñeta contestan con propuestas diferentes: reducir precios,
abrir nuevos mercados, diferenciar el producto y trasladar la venta
en el tiempo (reservar). Cada una de estas opciones tiene sus
ventajas e inconvenientes. Y podríamos añadir otro alumno al
dibujo, con la respuesta de “no hacer más vino hasta que se acabe
el que tengo”. Esta última opción no suele ser la más
recomendable (por algo no está en la viñeta), al menos en las
circunstancias de los vinos canarios, centrados en la elaboración de
vinos jóvenes y consumidores que buscan las añadas más recientes.
En este contexto, las
bodegas parecen haber optado por estrategias diferentes. Algunas
bajaron precios, particularmente en la gran distribución, otras se
abrieron a otros formatos de envasado o lanzaron nuevas marcas a
menor precio. También se observa algún movimiento hacia nuevas
elaboraciones (tintos espumosos) e incluso la exportación.
Obviamente todas estas opciones se pueden combinar y esperamos que
tengan el éxito deseado por sus promotores.
En cambio, lo que
preocupa más son aquellas bodegas que no reaccionan de ninguna forma
ante la pregunta de la viñeta. Haber observado que el vino no salía
y no haber hecho nada para que saliera, desemboca en no comprar uva,
no tener vino nuevo, arriesgar el posicionamiento de la marca y
perder ante la competencia que sí tiene vino nuevo. Pero los efectos
nocivos no se limitan a las propias bodegas. Este año la uva que no
compran las bodegas tendrá poca salida por el canal de los graneles,
igualmente saturado. Y la uva que no se vende (o no se paga), empuja
al viticultor hacia el abandono del viñedo. Y sin viñedo se acaba
el debate.
D.G.
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