Entrada la primavera aparecen las primeras inflorescencias,
cuajarán las bayas; un momento clave en el ciclo del viñedo y donde más o menos
se determinará el volumen de la próxima cosecha. Este mes de abril es muy
importante, dependiendo mucho la sanidad de nuestro viñedo de cómo realicemos los
tratamientos preventivos para el control de plagas y enfermedades. Los más
habituales, contra el mildiu y el oídio, localizándose sus daños más notables en
hojas y racimos; detiene el crecimiento de la piel del grano impidiendo su
maduración, agrietándolos y secándolos,
produciendo daños directos en la cantidad y calidad de la cosecha. En hojas
pueden provocar deformación y defoliación prematura. Su desarrollo viene favorecido
por mucha humedad y temperaturas suaves, pero en el caso del mildiu, las lluvias
abundantes detienen su desarrollo.
Como tratamientos preventivos más habituales destacamos
los siguientes momentos:
1. Cuando los racimos
se hacen visibles. Brotes entre 5 y 10 cm.
2. Al comienzo de la floración.
3. Con granos de tamaño guisante.
4. Al principio del envero (5-10% de los granos cambiando de color oídio).
2. Al comienzo de la floración.
3. Con granos de tamaño guisante.
4. Al principio del envero (5-10% de los granos cambiando de color oídio).
Podemos
utilizar tratamientos tanto biológicos (azufre en polvo) como químicos con productos
de contacto o sistémicos, teniendo precauciones con la temperatura de
aplicación. El ataque suele ser mayor en
parcelas o sistemas de conducción en que la ventilación sea escasa. En variedades más sensibles y en zonas o años propicios puede ser
necesario tratamientos adicionales.
Con
el fin de limitar algunos tratamientos fitosanitarios se recomiendan medidas
preventivas de tipo cultural como: Manejo adecuado de la ventilación, con
despuntes o podas en verde. Aclareo de hojas con síntomas de enfermedad para
evitar su propagación. Abonado nitrogenado equilibrado o plantación de
variedades menos susceptibles de enfermar.
F. D.
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