Nos encontramos
inmersos en plena época de vendimia. Es la fase final del laboreo de la viña,
en la que se recoge el fruto de lo que se ha ido trabajando todo el año en el
campo y donde están puestas todas las expectativas de los bodegueros y
enólogos.
Esta labor tiene
una importancia decisiva a la hora de mantener la calidad de la materia prima
que se ha trabajado a lo largo del ciclo vegetativo de la planta. Y por eso no
se puede tomar a la ligera. Es importante
definir el momento óptimo para vendimiar y esto depende del grado de madurez de
la uva, su estado sanitario y la forma en que se realice la recolección. Por
eso, en nuestras islas la vendimia comienza entre finales de agosto y llega hasta
mediados e incluso finales de octubre, dependiendo de zonas y variedades.
Pero también es
un momento festivo. El final de un ciclo y la recogida de la cosecha es un buen
motivo de celebración. Tradicionalmente, se reunían los familiares y amigos
para realizar las tareas de la vendimia, el pisado de la uva y, cómo no, las
tradicionales “comidas de vendimia”. Son momentos de trabajo pero también de
alegría, muy adecuados para que los visitantes se acerquen al mundo del vino y
lo disfruten desde dentro.
Organizar
actividades turísticas en vendimia tiene sus problemas, es evidente, toda vez
que es importante la calidad de la uva que entra en la bodega y en esto influye
su manipulación. Pero también son momentos muy atractivos por el contacto con
la naturaleza, la misma experiencia de recolectar el fruto y, por supuesto, ser
partícipe de los primeros pasos del alucinante proceso de elaboración del vino.
Sopesando dificultades
y bondades de compartir la vendimia con personas ávidas de experiencias
enoturísticas, creo que, con las precauciones necesarias, son muchos los
beneficios para los agricultores y bodegueros: ingresos complementarios,
afinidad con la marca, consumidores mejor formados y, por lo tanto, más
exigentes, etc. Ya existen muchas fiestas en tiempo de vendimia pero mi opinión
es que se debería potenciar actividades vinculadas a las propias labores de la
vendimia.
Ya hay algunas
iniciativas en esta línea, que pueden servir como ejemplo. Les cuento:
- La actividad
que organiza el Consejo Regulador de la Denominación de
Origen Tacoronte-Acentejo el próximo día 22 de septiembre, “Ven a vendimiar a Tacoronte-Acentejo”, es una excursión
a lo largo de un día pasando por varias fincas y bodegas, donde se tendrá la
oportunidad de compartir conversaciones con los agricultores, trabajar con
ellos, ver los primeros pasos de entrada de la uva en una bodega y terminando
con una tradicional comida de vendimia, en la que se comparten productos
típicos de la zona. ¿No te parece sugerente? Si quieres un buen momento de
pasión, no lo dudes llama al número del cartel de la cabecera del post.
- Ese mismo día
pero por la noche, la Casa del Vino de Tenerife
organiza una “Vendimia Nocturna bajo la luz de la luna”.
Es un evento mixto en el que se mezclarán explicaciones de cómo es la vendimia
hoy y en el pasado, la vendimia por parte de los asistentes al Jardín de Viñas
existente en las instalaciones y momentos más lúdicos como degustaciones de
vino disfrutando del atardecer o una cena frugal campesina ambientada con
música. ¡Y con luna llena! Además, según nos prometen los organizadores,
tendremos alguna sorpresa final. Todavía queda alguna plaza. Infórmate aquí.
- Otra de las
actividades que me gustaría destacar en este pequeño recorrido es la Vendimia didáctica que organiza cada año la Bodega
Domínguez Cuarta Generación. Es una actividad orientada a dar a conocer a los
pequeños en qué consiste la vendimia. En el campo se les explica la recolección
y en la bodega se les explica el proceso de elaboración del vino. Lo más
bonito es que los propios niños hacen una pisada tradicional en pequeñas tinas
de madera. Una actividad muy interesante para compartir entre padres e hijos.
En breve nos informarán de las fechas de las de este año. Pueden enterarse en su página de facebook.
Seguro que hay
más actividades por ahí y todas interesantes. Yo no me las quiero perder.
Miguel
Febles (@Quewine)
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