Del 5 al
7 de septiembre pasado tuvo lugar en Moldavia la Tercera Conferencia Global del
Enoturismo de la UNWTO.
Con ella se reconoce que el enoturismo es uno de los segmentos más florecientes
del mundo turístico, siempre vinculado a las tradiciones de las comunidades rurales
y, por lo tanto, un recurso fundamental que puede generar ingresos y empleo.
Esta tercera edición de la Conferencia Mundial de la OMT sobre el “turismo
del vino” (esta expresión me gusta muchísimo más que enoturismo) se centró en
este segmento como herramienta para el desarrollo rural, destacando la
contribución del turismo a la Agenda Universal 2030 para el Desarrollo
Sostenible y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Durante estos dos
días de trabajo, expertos de treinta países discutieron de cómo hacer del
turismo del vino una herramienta para el desarrollo rural. De esta discusión se
propusieron ocho líneas de acción:
1.- El
turismo del vino debe ser reconocido como parte de las políticas nacionales (en
el caso que a mí me interesa serían políticas regionales y políticas insulares)
de turismo y desarrollo rural. Para eso es necesario establecer un modelo de
gobernanza adecuado, bien “incrustado” en la política regional/insular y que
tenga carácter transversal. Canarias tiene potencial para ofrecer enoturismo de
calidad y variedad.
2.- La
complejidad del desarrollo del turismo del vino y la diversidad de las partes
interesadas involucradas requieren modelos innovadores de colaboración. Se
necesita romper barreras y potenciar nuevas formas de
organizarnos buscando el interés común. Sé que este es un tema difícil de
encaminar en nuestro momento presente pero creo que sin él es difícil poder
diseñar estrategias efectivas.
3.- La
contribución del turismo del vino al desarrollo rural sólo puede lograrse si
las comunidades locales (viticultores, bodegueros, restauración rural -no me
atrevo a decir guachinche-,
etc.) están involucradas e incluidas en la cadena de valor del turismo y se
benefician de ella; además, la comunidad en general necesita comprender y ser
conscientes del valor del turismo. Mucho que hablar y difundir nos queda.
4.- Las
pequeñas empresas necesitan financiación y una regulación adecuada para
promover la innovación y la transformación digital. En
aspectos varios como gestión de reservas, marketing digital, apps o plataformas
de divulgación de conocimiento e información que favorezca el atractivo de
conocer los lugares, etc. Las administraciones públicas canarias han realizado
un esfuerzo en los últimos años de potenciación del mundo digital y
tecnológico, a lo mejor solo hay que poner en contacto ambos sectores y esperar
que la chispa de la complicidad salte.
5.- Esta
me parece muy oportuna: el turismo del vino no es sólo un medio para que las
bodegas aumenten sus ingresos; es un enfoque para el turismo rural y cultural
y, por lo tanto, requiere un enfoque global, sobre todo en términos de gestión
de destinos. De esto estamos aprendiendo mucho en los últimos años con el
esfuerzo de reconversión de nuestras zonas turísticas “convencionales”, por lo
que el trasvase del know-how (saber hacer) igual no es tan costoso.
6.-
Conozca a los visitantes que están haciendo enoturismo (y los hay): se necesita
más investigación para medir y comprender las tendencias y los consumidores del
turismo del vino y de aquellos que no siendo ese su motivo principal de su
visita a Canarias se interesan por esta actividad, sus paisajes y su
vinculación con la gastronomía. Esto nos permitiría la comparación con otros
destinos. Y es algo más que las simples encuestas de autocomplacencia que vemos
muy de vez en cuando.
7.- La
creación de oportunidades para empleos requiere el desarrollo de habilidades
adecuadas, incluidas aquellas relacionadas con las nuevas tecnologías y la
sostenibilidad, pero también habilidades básicas
como narración de historias, trabajo en equipo, adaptabilidad, etc. Esto me
parece una excelente pista para definir planes de trabajo para la formación los
próximos años. Idiomas.
8.- Y
concluyen con la afirmación que las estrategias de turismo del vino deben estar
totalmente alineadas con los 17 Objetivos e indicadores de Desarrollo Sostenible
(ODS). Punto inexcusable, de obligado cumplimiento. Seguro que todos, a nuestra
escala, podemos hacer algo. Les dejo el enlace a la web de la ONU
que los desarrolla.
Estas
conclusiones me han servido para ordenar algunas de mis ideas, espero que
cumplan la misma función contigo. Gracias por leerme. Cualquier comentario será
bienvenido.
Miguel
Febles (@Quewine)
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