CECRV,
comparte y defiende plenamente el objetivo de que exista tolerancia 0 con el consumo
de alcohol en menores, pero las denominaciones de origen no entenderían que la
ley excediese esta finalidad y pueda derivar en medidas impositivas o
restrictivas para el sector y para la población en su conjunto. Se entiende que
una ley que en principio debería circunscribirse al ámbito de los menores y a
garantizar de manera efectiva que no puedan acceder a bebidas alcohólicas, no
implique medidas que vayan más allá de este ámbito y sirvan como excusa para,
además, penalizar a los adultos y al sector del vino, ya sea vía impuestos o
vía sanciones y medidas enfocadas a restringir la venta y la promoción del
vino.
Hay
argumentos y razones muy a tener en cuenta que justifican que el sector del
vino deba contar con una consideración específica y una diferenciación respecto
al resto de bebidas alcohólicas en una futura ley de menores y alcohol:
· El
vino tiene carácter de alimento integrante en la Dieta Mediterránea.
· El
vino fija población al medio rural.
· El
vino contribuye a la riqueza económica de los territorios en los que se produce
y elabora.
· El
vino es uno de los productos con mayor arraigo cultural en España.
· El
vino contribuye al desarrollo cultural de las zonas rurales.
· El
vino conforma el paisaje de muchas zonas de nuestro país
Pero,
más allá, que los anteriores puntos cuenten como argumento diferenciador de la
asociación de vino y alcohol, el análisis en el que la futura ley debería
basarse para atacar directamente y con efectividad el objeto de la ley es: “prevenir e impedir el consumo de bebidas
alcohólicas por parte de los menores. El llamado binge drinking (consumo de
atracón) o los denominados botellones gravitan sobre bebidas de alta graduación
y hay una clara correlación inversa entre el progresivo mayor consumo de
alcohol por parte de menores en los últimos años y el descenso de consumo de
vino per cápita en España, que sitúa su momento de consumo fuera del ámbito
denunciado. Según diversos estudios, más del 60% de los consumidores de vino tienen más de 45
años, por lo que el sector del vino no es en modo alguno el causante de los
problemas ligados al consumo de alcohol en menores”.
Es
esencial que se tenga en cuenta la realidad sociocultural y económica que el
producto tiene en un país como el nuestro, así como la categorización diferencial
del vino dentro de las bebidas alcohólicas en nuestro país.
Las
DDOO se posicionan rotundamente a favor de la puesta en marcha de campañas y
medidas educativas para eliminar el consumo de alcohol en menores y prevenir de
los riesgos que comporta el consumo abusivo de alcohol en la población adulta,
pero radicalmente en contra de otras medidas coercitivas o impositivas.
Las
DDOO de nuestro país comparten plenamente con los poderes públicos que consumo
de alcohol y menores son y deben ser dos conceptos radicalmente incompatibles.
Mari
Paz Gil
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