Llega la
primavera y la actividad de la savia se incrementa, con lo que un nuevo ciclo
comienza. Muchas yemas han dejado su estado algodonoso y han empezado su
desarrollo. Se inicia la brotación, se extienden las primeras hojas, con sus
múltiples funciones como transpiración, respiración y fotosíntesis. La tierra se ha labrado y abonado, eliminando malas
hierbas e insectos nocivos, aireamos el
suelo para favorecer un nuevo crecimiento de las raíces y la reactivación de la
vida en el mismo. Es una época delicada ya que estos brotes son el punto de
partida de los futuros pámpanos y racimos por lo que debemos estar
atentos a las condiciones climáticas, que influirán directamente en el estado sanitario del viñedo.
F.
D.
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