En la actualidad se baraja muy asiduamente el
comercio justo como concepto apoyado en una forma alternativa de comercio
impulsada por la propia ONU, se trata en pocas líneas y como muchos saben, de acercar a los productores
y consumidores, de forma que estos últimos conozcan de primera mano cómo se
lleva a cabo todo el proceso de producción, que puedan valorarlo y así saber el
porqué del precio final del producto y finalmente lo adquieran a un precio,
posiblemente más alto, pero tras haber conocido los costes que suponen su
obtención. Sin duda es un concepto muy amplio y con muy diferentes niveles de
importancia o calado social, con el que sin embargo se pueden establecer
paralelismos, por ello, con el máximo respeto a la ingente labor desarrollada
por numerosas ONG´s, y en una modesta opinión, una de las formulas de comercio
justo, si acaso la menos dramática, es
la labor que lleva a cabo la Denominación de Origen de Tacoronte-Acentejo desde
su creación allá por el año 1992, y que no es otra que la de propiciar un mayor
conocimiento en el consumidor y el convencimiento del mismo de que, el paisaje,
el sudor y el ingente trabajo que llevan a cabo viticultores y bodegueros de
esta comarca vitivinícola, tiene un precio. Un precio que debe competir en un libre
mercado frente a productos de similar calidad, pero por lo general con menores
costes de producción. Es por ello que frente a la importante variable económica
que suele pesar en la compra de todo consumidor, sólo nos queda abogar por el
conocimiento del proceso de producción en una difícil orografía, en parcelas en
su gran mayoría de escasas dimensiones, pero que conforman un paisaje único que
complementa la principal fuente de riqueza de las islas canarias, el turismo.
El
Consejo Regulador de la D.O.P. Tacoronte-Acentejo se ha esforzado desde su
creación en generar, mantener y exportar la cultura vitivinícola de Canarias,
nuestra particular forma de entender el vino, que sin ser diferente de otras,
está marcada por nuestro paisaje, nuestro origen volcánico, nuestro clima y
nuestras gentes. Pero incluso ha llegado más allá, ha realizado, y continúa en
ello, una importante labor educadora y de conocimiento del vino, una labor
siempre dirigida a la interrelación entre consumidor y productores, más aún en
un territorio tan singular como el nuestro.
Ánimo, a seguir en esa entrega de divulgar nuestros valores para que
sepamos apreciarlos y por supuesto, consumirlos.
Ernesto
Arvelo