lunes, 23 de febrero de 2015

¿Qué copa para qué vino?


Aparte de las consideraciones estéticas que se puedan utilizar para elegir un determinado tipo de copa –las hay sin duda más o menos “guapas” –, o de las diferencias de calidad –también evidentes para los que las hayan fregado alguna vez–, las copas de vino tienen diseños diferentes que estriban en el fin de adaptarse a los diferentes tipos de vino y sacar lo mejor de ellos.

¿Cuáles son los atributos de los diferentes vinos que precisan de unas u otras formas del contenedor? Como sabemos de la cata, disfrutar de un vino implica la vista, el olfato y el sabor. Para que el vino pueda transmitir su color, las copas deberían ser incoloras y transparentes (limpias también…). Y una copa que logre transmitir el aroma del vino a nuestro olfato precisa de una determinada amplitud de su fondo y boca. A su vez, potenciar el sabor del vino también está relacionado con la forma del recipiente. Hay vinos que tardan en “abrirse” y la forma de globo, como en la copa borgoña o la burdeos, facilita que estos vinos se puedan desplegar libremente y asomarse a nuestras narices saliendo por una apertura que es relativamente ancha, pero más angosta que la parte inferior de la copa. De esta forma el aroma se acumula dentro de la copa. Este tipo de vino es más habitual entre los tintos, sin que sea una propiedad exclusiva de los tintos ni tampoco atributos de los todos los tintos. Los tintos jóvenes, aunque tampoco todos ellos, van mejor en una copa con una boca más cerrada y un fondo mayor.

En cambio, los vinos que no precisan de esta apertura progresiva –muchos son blancos o rosados– suelen servirse en copas más pequeñas y bajas, con una boca más cerrada y un fondo más delgado. Un ejemplo es la copa Chardonnay. Siguiendo en esta progresión desde el globo hacia formas tubulares, en el otro extremo se encuentran las copas para los espumosos, porque son altas y estrechas, con el fin de permitir la continuidad de la efervescencia de un vino servido a baja temperatura.


D.G.

martes, 17 de febrero de 2015

Es tiempo de tijeras, de poda y de lloros




Aun cuando la viña duerme en su reposo invernal, la hoja ya inútil cae y la savia reduce su circulación debido al frío, es tiempo de poda. Se prepara el viñedo para garantizar con éxito la nueva cosecha. La poda tiene que ser lo más equilibrada posible para asegurarnos la estabilidad y productividad de la planta. Tenemos que tener en cuenta factores internos como la variedad, edad y estado sanitario y externos como el clima, suelo y prácticas de manejo del cultivo.

Es el viticultor el que tiene que elegir el sistema más apropiado de poda para su variedad, pudiendo elegir entre podas largas, cortas o mixtas, siempre influenciado por la fertilidad de las yemas y la brotación de la variedad.

A partir de ahora y con la subida de las temperaturas, la savia se reactiva y la viña a través de los cortes de la poda, deja caer sus primeras lágrimas de savia, de ahí los lloros de la viña.

F. D.

lunes, 9 de febrero de 2015

Iniciativa vitícola pionera en Canarias: “Las madres del vino…un silencio”



Viñetas de “Los Ignorantes” de Étienne Davodeau (Ediciones La Cúpula)


Tras una copa de vino hay un trabajo de 365 días al año. Quizás lo que más se conozca sea el momento de la vendimia o incluso el instante de descorchar una botella de vino; no obstante, el trabajo para llegar hasta esa recogida de la uva o ese descorche puntual tiene tras de sí un largo recorrido que abarca prácticamente el año natural donde todo está vinculado a la presencia del viticultor y sus silencios, su esmerado trabajo pausado y tácito en perfecta comunión con la tierra, el sol, la lluvia, el frío, el calor, los insectos, los pájaros, etc.

La Finca San Gonzalo te enseña durante un año completo, este 2015, una experiencia única y gratificante para todo tipo de público, conocer la propuesta denominada “Las madres del vino…un silencio”. El viticultor de esta interesante acción es Romeo Rodríguez que en su finca ubicada en El Socorro, en el municipio de Tegueste, cada segundo sábado de mes a las 11h de la mañana te contará y compartirá con los que hasta allí se acerquen los elementos que participan en el proceso de la vid. Puedes ir con tus hijos, pareja o amigos. La entrada a esta experiencia es gratuita. Todos caben para conocer el mundo de la vid y el vino a pie de campo. Además, podrás elegir la cepa que más te guste, marcarla con tu nombre, y mes a mes, ir observando su evolución: su carácter, sus problemas, sus catarros, sus alegrías… Comprobarás cómo el silencio se adueña de cada trabajo vitivinícola y conseguirás tu mejor sonrisa disfrutando de este proceso.

En definitiva, conocerás en un ambiente distendido, quiénes son realmente “las madres del vino” y por tanto qué mecanismos participan en la creación futura de los racimos de la vid: un conjunto de elementos que bien conjugados desde el reposo invernal, generan en septiembre la feliz vendimia que dará lugar a excelentes vinos.

¡Bienvenido al mundo real de la viticultura!


Santi S.

lunes, 2 de febrero de 2015

¡Fábulas y leyendas en el mundo del vino!


Desde siempre se han empleado comentarios en el mundo del vino que se han convertido en referentes y se llevan de boca en boca sin parar a comprobar su veracidad. Hoy en día, algunas de éstos empiezan a estar cuestionados. “El vino tinto se toma a temperatura ambiente”, para que esta afirmación sea cierta deberíamos añadir: si el lugar de conservación reúne las condiciones propicias de frescura y se ha propiciado un buen desarrollo de la elaboración del vino. “Los vinos mejoran con el tiempo”, una frase mil veces repetida y no cierta en la mayoría de los casos ya que no todos los vinos ganan con el envejecimiento en botella. De hecho, los hay que se recomienda consumirlos en la misma añada. “Los reservas son los mejores”, el período de envejecimiento no garantiza la calidad de un vino, y diferentes tipos de producto no pueden someterse a comparaciones. Hay grandes vinos jóvenes y hay grandes vinos envejecidos, como siempre hay de todo en todas las categorías. “Los vinos más caros son los mejores”, el precio del vino está ligado a muchos factores, algunos, incluso, ajenos al propio vino: producción, variedad, proceso de elaboración, calidad, etiqueta, envase, tipo de tapón, … el marketing, el diseño específico, una vendimia compleja, …, puede encarecer el precio del un vino sin ir ligado a la calidad. “Las lágrimas del vino indican su calidad”, frase socorrida por los consumidores novatos en sus primeras apreciaciones en el recorrido del vino por la copa. Simplemente, si vemos como se forman las lágrimas al pasear nuestro vino por la copa estaremos ante un vino con un alto contenido alcohólico, independientemente de su calidad.

Mari Paz Gil