Durante
una estancia reciente en Hamburgo tuve la oportunidad de visitar la exposición Food Revolution 5.0 en el Museo de Arte
y Comercio (http://food.mkg-hamburg.de/en/exhibition/), dedicada a la reflexión
sobre el mundo de la alimentación y la alimentación en el mundo, con propuestas
que reclaman una reorientación de cómo producimos, distribuimos y consumimos
alimentos.
Uno
de los ejes transversales que acompaña a muchas de las propuestas exhibidas es
el énfasis en construir una mayor proximidad entre la producción y el consumo.
Los alimentos de proximidad y el fomento de este contacto directo entre
consumidor y producción se convierten en propuestas organizativas de novedosos
canales de distribución en la agricultura periurbana y reclaman un cambio en
nuestras pautas de alimentación, otra “gastrosofía” tendente a incorporar la
estacionalidad y procedencia cercana de la producción en nuestras elecciones en
el punto de venta.
Y a
la vista de los folletos de promoción de las tiendas de descuento alemanas, no
se trata simplemente de simulacros utópicos en la cabeza de unos pocos, porque
el marketing de estos gigantes de la distribución masiva
utiliza activamente el alimento del entorno próximo como reclamo. Como reza el
siguiente buzoneo de agosto 2017: “es importante saber de dónde viene; tenemos
más frutas y hortalizas frescas de tu región que las demás cadenas de
descuento”.
Y
todo ello también se manifiesta en cómo se organizan los propios consumidores.
Entre los links que recomienda el catálogo de la exposición, hay uno que nos
lleva a la asociación de los “Salvadores del Tomate” (https://www.tomatenretter.de/). Se
dedican a recuperar sabores de antaño en sus huertos.
Esta
“ola de proximidad”, la revalorización de los alimentos locales, ¿nos llegará a
Canarias? ¿De manos de quién? ¿O ya ha llegado?
D.G.