En su momento, el
primo de Mariano dijo (supuestamente) que no creía en el cambio climático y que
no era posible predecir ni el tiempo que va hacer mañana en Sevilla. Esto fue
en 2007. Hoy defiende M. que el cambio climático es el mayor reto
medioambiental al que nos enfrentamos. Parece que la cosa evoluciona.
También ocurre con
los estilos de vida y la alimentación. Un comportamiento cívico incluye hoy día
responsabilizarse de tu consumo y que tenga en cuenta las consecuencias
ambientales para tus congéneres y las futuras generaciones.
En el ámbito de la
alimentación, el concepto de los alimentos de "proximidad", de "km0",
o de "canales cortos",
conceptos casi sinónimos, tiene relación con esta responsabilidad ambiental. Se
trata de un movimiento internacional que está ganando "cuota" incluso
entre las propias empresas. Si lo dudas, mira aquí el artículo de Abel Pedrós "2020: "Supermercados
de proximidad. Cero emisiones"). Otro botón de muestra: en la última feria
Alimentaria de Barcelona hubo reuniones entre cocineros para lograr "comedores
escolares de km0", casi nada.
Y por supuesto que
también para este tema habrá primos negacionistas que indican que se trata de
una simple moda pasajera. Lo veremos… Mientras tanto, he aquí el argumentario a
favor del km0:
·
Reduce
emisiones de gases causantes del cambio climático.
·
Devuelve
parte del protagonismo (y beneficio) a los productores. Fomenta la posibilidad
de supervivencia de los pequeños.
·
Contribuye
a crear empleo en tu entorno (vete tú a saber si para uno de los tuyos).
·
Fomenta
la confianza y fidelización de los consumidores (tan aquejados de sospechas en
el mundo de la alimentación y sus escándalos)
·
La
proximidad entre consumidores y productores facilita la adaptación de los
productos a las preferencias de los primeros (si los segundos escuchan).
Y me dirán: pero será
más caro, ¿no? Puede; depende (quitar intermediarios también libera margen).
Pero será más barato que el coste del cambio climático.
D.G.