lunes, 29 de abril de 2013

Decantar un vino: sí o no, “¿that is the question?”





Para decantar el vino se usan los típicos decantadores (“aireadores”) de vidrio, en la actualidad. En la antigüedad se usaban  las típicas ánforas de los  griegos y romanos, o decantadores de metal, debido a la dificultad de encontrar otro tipo de material.

Mientras unos veían en el decantador la comodidad para servir el vino, otros ven el decantador como un recipiente donde oxigenar el vino y separarlo de sus sedimentos (taninos, sales, etc.), de una forma más rápida y cómoda que en la copa. Actualmente se pretende con ello que el vino se abra expresando toda su calidad aromática y su agradable paso de boca.

Generalmente, decantar o no un vino, depende principalmente del tiempo que ha permanecido en botella y del tipo de vino. Por ello los vinos de guarda, generalmente los tintos barrica, crianza, etc., son los que tienen más sedimentos y por lo tanto necesitan ser decantados con mucho cuidado para evitar que estos pasen al vino decantado, modificando su sabor.

Los vinos jóvenes pueden ser decantados rápidamente debido a la nula presencia de sedimentos, simplemente para airearlos, expresando así toda su gama aromática y sabor.

Los vinos,  en función de la variedad que se utilizó en su elaboración, además de otros factores, pueden tener una mayor o menor capacidad reductora, esto es igual a decir que hay variedades más propensas a reducirse en su paso por botella. Cuando los vinos permanecen en botella cierto tiempo, los sabores y aromas se reducen al estar privados del oxígeno, consecuentemente, una pequeña oxigenación hace que estos “aromas reducidos” desaparezcan.

Y tú, ¿tienes un decantador como jarrón en casa?



lunes, 22 de abril de 2013

Viñetas vitivinícolas para escolares

Portada “Mortadelo y Filemón” de Francisco Ibáñez





La reciente edición del Salón Internacional del Cómic de Barcelona 2013, donde la D.O. Tacoronte-Acentejo acudió a presentar el proyecto TEBEOS CON CLASE (ENLACE) en el que participa estrechamente junto al CEP La Laguna cosechó una importante repercusión mediática y además disfrutamos de unos días donde las viñetas vitivinícolas no fueron ajenas en este encuentro. Concretamente en la ponencia impartida al numeroso grupo de profesores y maestros que escuchó nuestra propuesta, así como, ese público general interesado que nos abordó en los días que siguieron en el propio Salón, entre pasillos y colas para firmas de autores, el debate estuvo siempre presente en el ambiente: viñas y viñetas.
 De hecho, en nuestra ponencia, se destacó que el último panel explicativo de la exposición perteneciente a este proyecto de “Tebeos con clase” , fusionaba los elementos básicos del tebeo, las distintas escuelas o corrientes del cómic con el espacio natural predominante de los escolares en Canarias, dando lugar al panel llamado:  “El cómic en nuestro entorno: Viñas y Viñetas”. El mismo permite a los alumnos que se puedan acercar al mundo vitivinícola a través de las viñetas protagonizadas por sus héroes de papel, pudiendo disfrutar de viñetas de Hergé, Roberto Segura, Paco Roca, Alfonso Zapico, Guarnido y Díaz Canales, Eddie Campbell, Tadashi Agi y Shu Okimoto.

Por un lado, es bueno recordar que la “viñeta”, que es la unidad básica donde se representa la narración gráfica en un tebeo, tiene su origen en el término francés “vignette”, diminutivo de “vigne” –vid, viña– que a su vez procede de la voz latina “vinea”. Y hace referencia al adorno o figura que se intercalaba en los libros impresos al comienzo de los capítulos o alrededor de la página, muchas veces decorando las letras iniciales con motivos tales como racimos de uvas, hojas de vid y pámpanos. Por eso se llamaron “viñetas” tales adornos.

Por otro lado, el cultivo de la vid es el de mayor tradición en España. Las bodegas y sus peculiares marcas de vino, así como la extensión de terreno que ocupa el viñedo es el paisaje predominante e inmediato que nos encontramos en cualquier rincón del territorio español y también del canario, una vez salimos del espacio urbano.

En resumen, y según vamos comprobando y no es para menos, la fusión del mundo del viñedo con el de la educación y las viñetas ofrece mucho juego. Y sin proponérnoslo inicialmente, parece ser que cada vez más. La utilización del tebeo como medio de acercamiento al medio natural vitícola es de celebrar puesto que permite de forma amena interiorizar elementos de la cultura vitivinícola en el lector, acercarlo a un público general… y en cierta medida en nuestros recuerdos o en nuestro actual entorno ¿quién no ha leído un tebeo?

Más información sobre viñetas y viñas en: SABER+






lunes, 15 de abril de 2013

¿Te suena la frase “Vino y Salud”?




LOS BENEFICIOS DEL VINO: Acción antiespasmódica, activación de la secreción biliar, acción antibacteriana, efecto antihistamínico que atenúa las reacciones alérgicas, protección de las paredes arteriales al fortalecer el colágeno y la elastina que las forman; además el vino aporta minerales y oligoelementos tales como: Magnesio que disminuye el estrés; Zinc que mejora las defensas inmunitarias; Litio que equilibra el sistema nervioso; Calcio y Potasio que garantizan un adecuado equilibrio iónico y eléctrico, y también, se recomienda en casos de anemia ya que contiene medio miligramo de hierro por c/10 gr. de alcohol. Además el alcohol ayuda a la absorción del hierro. El consumo de vino tinto moderado durante las comidas palia la pérdida de memoria por insuficiencia circulatoria cerebral, propias de personas de edad avanzada. Finalmente también actúa contra una enfermedad muy de moda como es la anorexia o falta de apetito al estimular los órganos olfativos y gustativos.

BENEFICIOS DE UN CONSUMO MODERADO: Las investigaciones científicas indican que consumir vino con moderación proporciona protección contra enfermedades coronarias en adultos, principalmente entre varones de más de 45 años y en mujeres en edades posmenopáusicas.

DIRECTRICES PARA UN CONSUMO MODERADO DE BAJO RIESGO: Sobre la base de investigaciones internacionales disponibles y diferentes referencias proporcionadas por varias autoridades públicas, desde el punto de vista médico, se acepta que el consumo moderado de bajo riesgo se sitúa en los siguientes valores:

o   Hasta 2 unidades de bebidas al día para las mujeres.
o   Hasta 3 unidades de bebidas al día para los hombres.
o   No más de 4 unidades de bebidas en cualquier ocasión por día.
o   1 unidad de bebida es equivalente a 10 gramos de alcohol puro equivalente a 10 cl de vino de 12 %

En resumen: El vino es un sector vital, una baza ecológica, un estilo de vida. El vino sólo se disfruta con moderación. El Vino es una jovial criatura, si de él se hace buen uso.”
¿Cuántas unidades te tomas tú?





lunes, 8 de abril de 2013

Cuestión de colores


¡Menuda cantidad de colores atesora el mundo del vino! Cada vez que escucho a alguien catar un vino descubro un amplio abanico de gama de colores en los que no había caído.

El color es la parte del espectro de la luz que no absorbe la materia del objeto que observamos. El negro implica absorción completa de las longitudes de onda que nuestros ojos pueden ver, mientras que el blanco es el resultado de la superposición de todo el espectro. El color de un vino es el resultado de la absorción selectiva de la luz por parte de las sustancias que lo componen.


Estas sustancias colorantes, principalmente compuestos fenólicos, se concentran en la piel de las uvas y pasan al vino durante el proceso de fermentación. En el caso de los tintos, la intensidad de esta extracción es elevada, debido a la presencia de la piel durante parte de la elaboración. En cambio, los vinos rosados, elaborados también a partir de uva tinta, tienen menor coloración, porque adquieren su color característico en una etapa de maceración prefermentativa de mayor o menor duración del mosto junto con sus hollejos.

Los colores evolucionan a lo largo del ciclo de vida del vino. En el caso de los tintos, su coloración es más intensa al principio y luego pierden vivacidad debido a la progresiva oxidación. Los taninos ralentizan la oxidación de los antocianos, por lo que una adecuada relación cuantitativa entre ambos tipos de sustancias protege al vino de un envejecimiento demasiado acelerado. Los colores pasan de los tonos violáceos hacia tonos teja e incluso anaranjados. Mientras que los tintos pierden intensidad en el color, los blancos se oscurecen con el tiempo, teniendo los blancos jóvenes generalmente tonalidades amarillas más brillantes, mientras que la oxidación les lleva posteriormente a amarillos más oscuros.

El color del vino juega un papel importante durante la cata, porque revela al catador virtudes y deficiencias de la uva y del proceso de elaboración. La valoración del color tiene en cuenta el grado de juventud del vino y de las variedades de uva que se utilizaron para su elaboración. Generalmente una mayor densidad del color es indicativa de intensos aromas y sabores, por lo que vinos descoloridos habitualmente también tienen carencias en otros aspectos organolépticos.

Los colores no se limitan en sus funciones al vino en sí, también juegan un papel en los envases y el etiquetado. El vidrio utilizado para embotellar los vinos tiene dos objetivos básicos: proteger al vino de la oxidación y dejar que el atractivo del color del vino pueda impactar en el consumidor. Con el fin de ralentizar la oxidación fomentada por la luz, se emplean colores relativamente oscuros, tonalidades verdes y marrones. El inconveniente es que los colores oscuros esconden el color propio del vino. La función de protección ante la oxidación se hace dominante en los vinos de guarda, mientras que los vinos jóvenes, y particularmente los blancos, pueden optar en mayor medida por el vidrio transparente que deja a la vista el color del vino.




que los colores no son un asunto baladí en el mundo del vino. La próxima vez que abran un tinto de Tacoronte-Acentejo, denle un nombre al color que ven:


Rojo claro, rojo oscuro, rojizo, rojo violeta, rojo cereza, rojo grosella, rojo sangre, rojo ladrillo, rojo anaranjado, rojo amarillento, rojo marrón, carmín, rubí, granate, bermellón, púrpura, violáceo rojo negro, teja, picota, picota madura, etc., etc.








lunes, 1 de abril de 2013

Tacoronte-Acentejo huele a infierno




Y el resto de la isla también. Pero no se asusten que es por nuestro bien, esto es, por el de nuestra futura cosecha de uvas que darán vinos estupendos…¡Y no es que ande suelto Satanás!

La razón infernal es que entra en acción el AZUFRE en el viñedo, de ahí que haya mañanas que huelen irremediablemente a este polvo mágico. Las viñas ya con las hojas en pleno proceso de extensión de las mismas y asomando los primeros racimos, piden protección frente a las principales enfermedades de origen fúngico por las que pudieran ser atacadas en estos meses de crecimiento de hojas y racimos; más aún, en un entorno de variabilidad térmica como el que existe en nuestra comarca donde la viña está cultivada a lo largo de toda la pendiente altitudinal hasta casi los mil metros de altura. Es por ello, que el viticultor utiliza el eficaz remedio de proceder a “azufrar la viña”, que no es otra cosa que espolvorear la viña con azufre para preservarla principalmente de la conocida “ceniza u oídio” y otras posibles plagas.

El oídio es un hongo parásito (Uncinula necator) que se desarrolla principalmente sobre los órganos verdes de la viña, esto es, en hojas, sarmientos y racimos. El método más común para combatirlo de forma eficaz es la lucha química, siendo aquí donde obtiene todo el protagonismo el elemento químico conocido como “azufre”, excelente producto ecológico. Fue en 1854, cuando se descubrió que el azufre podía controlar en gran medida la ceniza, desde entonces, reina en los viñedos del mundo con notable éxito, tanto en su versión en espolvoreo como en su versión mojable aplicado con pulverización.

La utilización del azufre es claramente con vocación preventiva. Al oxidarse parcialmente con el aire, actúa en estado de vapor, de ahí su característico olor; aspecto que nada tiene que ver con el posterior uso de los sulfitos en la conservación de los vinos. En el terreno, lo encontrarás básicamente sobre las partes verdes del viñedo en estos meses de abril y mayo con un color amarillo intenso.

El azufre en polvo tiene a su favor la eficacia –siempre que los ataques no sean demasiado fuertes –, el bajo coste económico, sus efectos frenantes de ácaros en general y el favorecer el cuajado si se emplea en floración. Como inconveniente principal es que puede producir quemaduras si se utiliza con temperaturas superiores a 30º C y también que es poco adherente. El azufre mojable tiene una buena adherencia y por ello asegura una larga persistencia en la acción del tratamiento.

En resumen, el olor de azufre en el ambiente no te ha de invitar a descender a los infiernos dantescos sino a pasear por el viñedo y descubrir el color que ahora tiene el paisaje en tu medio natural y de paso …¿me lo podrías contar o enviarme alguna imagen del mismo en tu zona?