Aun
cuando la viña duerme en su reposo invernal, la hoja ya inútil cae y la savia
reduce su circulación debido al frío, es tiempo de poda. Se prepara el viñedo
para garantizar con éxito la nueva cosecha. La poda tiene que ser lo más
equilibrada posible para asegurarnos la estabilidad y productividad de la
planta. Tenemos que tener en cuenta factores internos como la variedad, edad y
estado sanitario y externos como el clima, suelo y prácticas de manejo del
cultivo.
Es
el viticultor el que tiene que elegir el sistema más apropiado de poda para su
variedad, pudiendo elegir entre podas largas, cortas o mixtas, siempre
influenciado por la fertilidad de las yemas y la brotación de la variedad.
A partir de ahora y con
la subida de las temperaturas, la savia se reactiva y la viña a través de los
cortes de la poda, deja caer sus primeras lágrimas de savia, de ahí los lloros
de la viña.
F. D.
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