No hay un sistema perfecto para medir la calidad
de un vino. Primero, porque la calidad no sólo tiene sus bases objetivas,
también conlleva juicios subjetivos. Segundo, porque las distintas dimensiones
de la calidad percibida en una cata –la visual, la olfativa, el sabor– son
difíciles de cuantificar, ponderar e interrelacionar entre sí. Aun así, a los
consumidores nos ayuda que exista algún sistema que mida y cuantifique la
calidad para informarnos de antemano sobre el producto que queremos comprar,
algo que ponga la nota al vino.
Pues bien, para esto están las guías de vino y
una de las más consultadas en España es la llamada Guía Peñín, de edición anual
y que recientemente ha publicado su edición 2014. Contiene valoraciones de los
231 vinos elaborados por las 5 Denominaciones de Origen de la isla de Tenerife
y que se presentaron voluntariamente a la correspondiente cata gratuita en mayo
de 2013. La Guía convierte el resultado de las catas en una cuantificación de
la calidad sobre una escala con un máximo de 100 puntos. Los vinos con más de
90 puntos se consideran de excelente calidad.
Los resultados obtenidos por los vinos de
Tacoronte-Acentejo son buenos en general, pero destacan el Humboldt blanco
dulce de 1997 (95 puntos), Humboldt Verdello blanco dulce 2005 y Humboldt tinto
dulce 2001 (ambos con 94 puntos), Magma de Cráter tinto crianza 2008, Humboldt
blanco vendimia tardía 2005 y el Infierno Blanco Vidueño dulce 1998 (estos con
93 puntos). Les siguen con 91 puntos Cráter tinto crianza 2011 y con 90 puntos
Domínguez Malvasía clásico 2010 y Presas Ocampo maceración carbónica 2012.
En estas fechas navideñas, todas estas marcas de
vino son sin duda excelentes recomendaciones para sorprender a propios y
extraños. Pero también nos pueden servir para extraer algunas evidencias
contrarias a la rumorología reinante:
1. Nuestra
materia prima sí sirve para hacer vinos que aguanten el paso del tiempo. 1997,
1998, 2001 y 2005 son años que hemos dejado atrás ya hace tiempo. Y los vinos
de aquellos años obtienen puntuaciones muy elevadas. El saber hacer
parece al menos tan importante como las posibilidades de una materia prima
cuidosamente seleccionada.
2. Tacoronte-Acentejo
también es capaz de hacer muy buenos vinos blancos, no sólo tintos. De hecho,
entre los vinos de Tacoronte-Acentejo con más de 90 puntos hay más blancos que
tintos. Ahora que los blancos se vuelven a poner de moda conviene tenerlo en
cuenta (y contarlo).
3. Hay un
vino joven entre los que sacan 90 o más puntos y es una maceración carbónica.
Demuestra que tenemos potencial para este tipo de elaboraciones, denostado por
algunos pero muy aceptado por el público general, y que también en este caso un
buen enólogo es un ingrediente imprescindible. De nuevo el saber hacer…
Por lo tanto, en medio del bombardeo publicitario
pre-navideño de perfumes, relojes y consolas, ¿por qué no pensar en un vino
selecto para disfrutarlo en compañía? Tacoronte-Acentejo tiene mucho donde elegir…
D.G.
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