La influencia de las fases
de la luna sobre las diferentes etapas
de los cultivos es, para algunos viticultores, el punto de partida para
realizar las diferentes labores culturales de la vid. En el caso de la poda,
algunos viticultores se rigen por esta creencia, o no, llevada a cabo a lo
largo de los años, y para algunos demostrada por sus éxitos o fracasos. Ahora
bien, según parece, no solo depende de la influencia de la luz lunar sobre el
flujo de la savia, si podamos con luna menguante o creciente, sino también de la
vertiente del terreno, variedad, sistema de conducción, etc., ya que mientras
en algunas zonas se poda en fase lunar de cuarto creciente, en otras, es en el
menguante de febrero.
Hoy en día la poda en la comarca
Tacoronte-Acentejo abarca sobre todo los meses de enero y febrero, y según
algunos estudios la podas más tardías, en marzo, da lugar a producciones más
irregulares. De cualquier forma la mayoría de los viticultores realizan la poda
en días correlativos, y la propia experiencia les va marcando las fechas más
apropiadas para proporcionar a la vid un desarrollo vegetativo equilibrado y
una producción en calidad y cantidad de acuerdo con sus objetivos prefijados, y
generalmente, cuando se empieza se termina, siempre que el tiempo lo permita.
F. D.
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