Sabemos
que contamos con excelentes vinos, elaborados por cualificados
técnicos y provenientes de históricos viñedos, pero a tenor de los
últimos datos de comercialización y consumo somos conscientes de
que eso no es suficiente para acceder al consumidor y fidelizarlo.
Los mercados definidos por unos consumidores cuyos hábitos de
compra, momentos de consumo, preferencias, lugares de compra… han
cambiado mucho y lo van a seguir haciendo en los próximos años.
Preguntas
que debemos tener presentes a la hora de poner un producto en
circulación; ¿para quién hacemos el vino? ¿en qué tipo de
mercado se va a vender?, ¿en qué formato?, ¿con qué
presentación?. Teniendo estas cuestiones en mente, está claro que
una cuestión que nos asalta es que hay alternativas a la botella
para el envasado de nuestros productos y hay que tenerlos presentes y
conocerlos.
La
botella es la reina tanto en las ventas nacionales de vino como de
las exportaciones, pero otro tipo de envases avanzan y hay que
estudiar ese mercado, sus consumidores y nuestras posibilidades.
Existen
embalajes de calidad, medioambientalmente sostenible, que conserva
las propiedades del producto, seguro, cómodo, práctico, moderno;
calificativos todos que están atrayendo la atención del consumidor
y por lo tanto el vino tiene el reto de adaptar estas tendencias a
sus propias características y condicionantes.
Mari
Paz Gil
No hay comentarios:
Publicar un comentario